Sociedad

¿Servicio militar obligatorio? La solución es un ejército verdaderamente profesional y bien pagado

¿Servicio militar obligatorio? La solución es un ejército verdaderamente profesional y bien pagado
  • ATME se opone al regreso de la "mili", tal como se está debatiendo en Europa, y advierte que la verdadera necesidad de España es invertir en un modelo de Fuerzas Armadas atractivo. La solución pasa por mejorar las condiciones retributivas de los militares, ofrecerles una carrera con futuro y crear una reserva voluntaria eficaz.

 Desde la Asociación de Tropa y Marinería (ATME), tenemos una visión clara: el modelo ideal para nuestras Fuerzas Armadas es un ejército totalmente profesional. Este debe estar formado por militares bien remunerados, con una carrera digna y con salidas laborales claras para quienes así lo deseen, tanto en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como en la función pública. La efectividad de este modelo se demostró en 2022, cuando las fuerzas ucranianas profesionales repelieron la invasión rusa. Nos debemos preguntar si esto habría sido posible con una mayoría de militares conscriptos.

Desafortunadamente, el modelo actual de España, heredero de un sistema de "mili de reemplazo" impopular entre la mayoría de la sociedad, vuelve a estar al borde del colapso. Los partidos políticos se limitan a aplicar parches para que el sistema no descarrile por completo. Han intentado crear un ejército profesional donde la escala de tropa y marinería, la más numerosa, solo tiene de profesional el nombre. Su base es la temporalidad y los bajos sueldos, un modelo que solo atrae personal cuando la situación económica española atraviesa una crisis.

Si la primera "profesionalización" fracasó al ser una mera "mili pagada" con compromisos de hasta 12-16 años y salarios ínfimos, el parche de la Ley de Tropa y Marinería de 2006, que elevó el compromiso hasta los 45 años y creó la figura del militar permanente, a la que podían optar solo un pequeñísimo porcentaje de ellos, ha demostrado ser insuficiente. Aunque se mejoró ligeramente el sueldo y se habilitaron algunas salidas profesionales, esta solución no ha logrado construir unas Fuerzas Armadas plenamente profesionales y capacitadas. A nuestro juicio, este resultado es consecuencia directa del desinterés de los partidos políticos, que prefieren mantener un ejército que mayormente solo es profesional de nombre.

Además de la falta de visión política, el asociacionismo militar profesional se enfrenta a un ostracismo deliberado. A las asociaciones como la nuestra se nos prohíbe dar charlas en las unidades y se nos impide negociar con el Ministerio de Defensa en temas retributivos y de modelo de carrera. Un claro ejemplo de este desinterés es que la comisión de trabajo para evaluar la Ley Orgánica de derechos y deberes lleva ya cerca de nueve años estancada.

Mientras las Fuerzas Armadas sufren una alarmante pérdida de efectivos y el reclutamiento no cubre en este momento plazas en algunas ciudades y unidades, en Europa se debate la reintroducción del servicio militar obligatorio. ¿Es esta una opción viable para España? Creemos que no. Un regreso a la "mili" generaría un rechazo masivo en la sociedad y provocaría insumisión y encarcelamientos, como ya ocurrió en el pasado. Los costes de alojamiento, alimentación y formación de los reclutas serían enormes y la sociedad actual no toleraría las precarias condiciones de vida que sufrieron los conscriptos de antaño.

La única solución es fortalecer el modelo actual. Es crucial elevar las condiciones laborales y salariales de los militares profesionales y mejorar sus derechos constitucionales para hacer de la profesión militar algo tan atractivo como la Policía Nacional o la Guardia Civil. También es vital crear una reserva voluntaria verdaderamente eficiente y operativa, con unidades completas de reservistas y activaciones anuales obligatorias y de una duración coherente a sus misiones a realizar.

Por último, es indispensable fomentar una auténtica cultura de defensa desde las aulas, algo de lo que los políticos hablan insistentemente pero no se atreven a implementar. A diferencia de nuestros vecinos europeos, España no ha sufrido invasiones de fuerzas extranjeras desde el siglo XIX, lo que ha limitado nuestra percepción del peligro. Es hora de cambiar esa mentalidad y construir unas Fuerzas Armadas sólidas y profesionales que sirvan como garantía para el futuro de nuestro país.

 

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